"Como ocurre en todo partido sumido en el trauma de la pérdida del poder, el PP es una jaula de grillos donde Zaplana no se habla con Michavila, la mitad de la organización cuestiona a Acebes y el 75% a Zaplana, las relaciones entre Aznar y Rajoy son gélidas de puro frías («mi suegro dice que con Mariano ha cometido el gran error de su vida»), Ana Botella no se habla con Carlos Aragonés, el mayordomo de Moncloa, porque cree que les ha traicionado, lo que no obsta para que, de cuando en cuando, Carlitos y Lucía salgan de copitas con Alejandro y Anita. En Washington, «Rodrigo se aburre una barbaridad y está siguiendo muy de cerca el Congreso». Y mientras la hoguera de las vanidades incendia Génova, los dueños del voto a nivel provincial y regional, los Cachorros del PP, amenazan con romper el partido en mil pedazos si no obtienen respuesta al secular y de lo mío ¿qué?"
Esto lo cuenta un tal Jesús Cacho, en El Mundo. No tengo ni puta idea de quién es soy incapaz de leer El Mundo: mi estómago no lo soporta-, por lo que tampoco puedo emitir un juicio sobre su trabajo... aunque, sinceramente, el predicamento que pueda tener trabajando en El Mundo necesariamente será poco- no importa en absoluto. Sólo importa lo que dice, y no tanto en sí mismo, como por el medio desde el que lo dice... pero mejor vamos al grano, que esto se va pareciendo peligrosamente a un trabalenguas.
Terminó el decimoquinto Congreso del PP, no sé como habrá sentado entre la canalla descerebrada que vota a La Secta, para alguien como yo, la cosa ha ido de lo cómico a lo ridículo, pasando por lo vergonzoso.
Comenzaba el Congreso un Alberto Ruiz Gallardón que acojonaba. Si a este tipo le dejaran, podría, perfectamente, devolver a La Secta a La Moncloa... menos mal que nunca le van a dejar (JOJOJO).
Gallardón representa el Centro-Derecha liberal y moderno, en un partido donde dirigentes y compromisarios salen, yo diría que casi exclusivamente, de la ultraderecha cavernaria de toda la vida.
Si uno lo piensa, de los más de 9.000.000 de criaturitas que votan a La Secta, no puede haber más de 1.000.000 de fascistas... puede que yo sea ingenuamente optimista y el número sea mucho mayor... da igual, nunca he pretendido ser riguroso en estos comentarios políticos que a veces me es imposible contener. De todas maneras, parece verosímil pensar que la mayoría de estos inconscientes se creerán la paparruchada del centrismo reformista, y que, por tanto, estarían más en consonancia de un Gallardón que de un personaje caduco y repugnante como Acebes.
Me pregunto si el político madrileño cavó su propia tumba, cuando puso el acento en el cambio del centro reformista, por su propuesta de un centro integrador, en especial con aquello de:
También, y de modo muy especial, es preciso que el Partido Popular promueva las reformas legislativas necesarias para garantizar a todos los cuidadanos, cualquiera que sea su orientación sexual, la estabilidad de su proyecto vital [...] El Partido Popular no puede quedar al margen de una realidad que la propia sociedad española acepta y valora, y sé que tendrá la capacidad de debate suficiente para estudiar fenómenos nuevos pero de indudable actualidad, como la adopción de menores, de acuerdo siempre con el máximo interés de estos. [...] el Partido Popular está emplazado a atender principalmente a las aspiraciones de los ciudadanos, sin que sus propuestas se vean condicionadas por ninguna confesión religiosa, corriente ideológica, o postura particular[...]
Dicho lo cual y pese a que le reconozco algún mérito a Gallardón, políticamente me parece tan endeble como el resto de sus compañeros. Lo mismo de maniqueo que el resto de adoradores del Enano Fetiche... ¿cómo se entiende sino esa absurda concejalía social, de la cual lo único que se conoce es su faraónica sede, y lo que ha favorecido a cierta organización que dirige un amigo personal del matrimonio López-Botella?
En fin, concluye el tal Jesús Cacho:
...¿Qué foto de familia saldrá hoy del Congreso?
Muchos temen el color sepia, el retrato inerme, con cierta mueca derrotista, sin punch ganador. ¿Consentirá Rajoy la sonrisa fingida de Aznar a su lado, como la de un Godoy a la vera de Carlos IV? La vida reclama a veces a algunos elegidos un gesto de valor, un golpe de heroísmo, si no quieren quedar sepultados para siempre en la gris mediocridad. Vale que sea despedido con banda de música, pero el hombre que tomó decisiones a contracorriente de la sociedad, el responsable de que el centro derecha esté hoy donde está, el hombre que nunca tuvo misericordia de quienes disintieron de sus políticas, no puede seguir sentado al lado del nuevo presidente del PP, so pena de consumir en un fuego fatuo el futuro del PP.Como a los políticos de la época, que temblaban de miedo ante la simple visión de un Luis XIV ahíto de gloria, ¿temblará Rajoy cuando baje la vista y vea a Aznar a su lado, instantes antes de firmarle el finiquito?
Mañana o pasado hablo de Ánsar y Acebes, ese par de egregios humoristas...
Por cierto, la foto ha quedado absoluta y recalcitrantemente sepia.