29 de Septiembre 2003

No debí de tomarme aquella última cocacola

Me dejó totalmente listo de papeles. No, no fueron los cinco cubatas y las tres pintas de Guinness negra anteriores... fue la puta Coca Cola.
Todo empezó a ir mal cuando él me dijo que su novia me tumbaba bebiendo, muy grandes tendría que tener los cojones tu novia -fanfarronear siempre ha sido lo mío-, le dije a él, mirando directamente a ella. La muy ladina se rió, distrajo la vista un momento, y luego me dedicó una torva mirada desafiante.
En fin, de nada sirve ocultar que me acojonó. Decidí hacerme el loco, dejar correr el asunto; sólo había sido una broma, ¿por qué se iban a sentir comprometidos dos adultos, personas con sus procesos mentales en perfecto estado, a competir con el coma etílico como dudosa meta de tan orgiástica lid? Así que hice un par de gracias gruesas, algo machistas, y luego imité a Chiquito...

Así traté de distraerlos de la apuesta; luego nos pusimos a ver el fútbol. Ella se marchó; respiré aliviado; ¿dónde van?, le pregunté a él. Me respondió con un lacónico a por el Whiskey... la cosa se ponía fea...

Volvieron al rato, con dos, DOS, botellas de Jack Daniel´s... ¿dos?, pregunté entre un carraspeo y una tos mal disimulada... sólo estábamos seis personas... ella respondió más lacónicamente que él, con un sí, a la vez que entrecerraba los ojos con desprecio. Cuando dije lo de los cojones, bien que se reía, pero parece que no le ha sentado bien, decía para mis adentros, espero que no haya sentido insultada su voluptuosa feminidad pensé aprensivo.
Pero bueno, allí estaba yo, con cara de John Wayne, no podía dejar que se me notara el miedo. Así que me ladeé un poco –para poder deciros que le dediqué una mirada oblicua-, dedicándole una mirada oblicua y una sonrisa despectiva de medio lado, como diciéndole yo no me acercaré por la cocina, y tú no vengas a la Cantina a beber Whiskey con un HOMBRE -es culpa del personaje arquetípico de Wayne, yo no soy para nada machista XDD-.

Ella debió entrever el pensamiento machista, porque aprovechando que estaba ladeado me dio un trompazo en el costado... arpía...

El tiempo se acababa, y mis bazas también... el órdago, el farol, eran lo único que me quedaba. Puse mi mejor y más impenetrable cara de póker, llené mi vaso, hasta los ¾, de Jack D. Cuando ella lo dejó a poco de la mitad sonreí con suficiencia, a la vez que negaba entre aspavientos... por primera vez flaqueó: con los ojos como platos miraba preocupada la cantidad de whiskey... y todo empezó...

Le costó coger ritmo –estaba demasiado fuerte la copa-, y yo me envalentoné; fue mi perdición...
Llevaba tres, cuando ella finiquitaba el primero. La euforia, la expresión desmedida de júbilo, la denigración del adversario –los gestos obscenos para tratar de herir la sensibilidad femenina-. Tenía una miraba enjuta, con un brillo melancólico en sus ojos opacos... o eso pensaba. Ahora sé que brillaban de pura iniquidad.
El quinto cubata me lo tuvo que echar ella. Yo había ido empequeñeciendo la cantidad de Whiskey, y ella, después de cuatro etapas llanas, me metió una con seis o siete puertos de montaña... me destrozó... sólo decir que los veinte minutos que tardé en beberme ese cubata, ha sido el lapso de tiempo en que peor lo he pasado en toda mi vida. Creía que me moría; pero no tuve esa suerte.

Cuando lleguemos al Pub aceptó mi patética petición de seguir con cerveza negra la contienda; a todos los efectos era una capitulación por mi parte... y ella lo sabía.
Después de la primera pinta, que me costó un horror y muchos sudores fríos acabar, me pidió que bailara con ella un tema... qué hija de puta. Trastabillé y me caí. Nadie se creyó mi atropellada excusa, sobre que sólo era el primer paso de un complicadísimo baile post-moderno...

De lo demás poco recuerdo, sólo que no pude acabar la tercera pinta; y que casi sin poder articular palabra, trataba de mantener una suerte de encendido panegírico de la mujer, en una alocada huída hacia delante... y luego la oscuridad, el despertar en cama ajena. La burla, la mofa, la befa...

Eso sí, la tía me tumbó, pero teníais que ver lo horrible que estaba a la mañana siguiente –además, me confesó que no estaba mucho mejor... bueno, o tal vez no lo hizo, ¡¡pero lo sé yo!!-... esa noche le ha hecho envejecer 4 ó 5 meses, lo menos ¡JA! ¿Quién es el ganador ahora?

Posted by Isabelo at 29 de Septiembre 2003 a las 04:38 AM
Comments

La ganadora sigue siendo ella. Vos....qué decir......el consuelo de los perdedores.

Posted by: Joaca on 29 de Septiembre 2003 a las 05:31 AM

Pues quien gana es vuestro renólogo, que no veas la pasta gansa que se va a sacar...

Posted by: Germán on 30 de Septiembre 2003 a las 04:40 AM

Ni agradecimientos merecía. Tu blog me hizo reir. No pido más que eso. Pocos hay en este universo de autores que tengan ese dejo de torpeza, ironía y borrachera.(combinación un tanto peligrosa, si se quiere) Sin contar lo de la miscelánea que me ha dejado pensando un buen rato.

Posted by: Joaca on 30 de Septiembre 2003 a las 05:55 AM
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